Reciclar
el agua usada es una de las mejores opciones para reducir costes en el hogar, y
sobre todo, para tener un consumo sostenible del agua. Reutilizando las aguas
grises, residuales o las de lluvia, ahorramos miles de litros de agua potable
al año, puesto que utilizamos el agua reciclada para todos aquellos usos en los
que no es indispensable el agua potable. Es decir, todos, menos cocinar, beber
y ducharnos
Existen tres opciones diferentes de reciclaje
de agua en el hogar. Se pueden reciclar las aguas grises
-provenientes de lavados y duchas, las aguas negras -provenientes de la cloaca
y la cocina-, y se puede aprovechar así mismo el agua de lluvia que cae sobre
nuestro tejado.
El tratamiento de este tipo de aguas difiere
bastante entre sí, aunque lo que tienen en común es que necesitan circuitos hidráulicos
separados dentro de la casa.
Normalmente plantearse este tipo de instalación es recomendable antes de la
construcción de la casa, dada la obra que requiere la construcción de estos
diferentes circuitos.
"Funcionaria del MINAM afirma que en el país solo se trata el 22% de aguas residuales y de ese total menos de la mitad se reusa"
Muchos se interesan únicamente por un sólo
tipo de reciclaje, puesto que el volumen de agua que generarían entre los tres
superaría la demanda de agua en los usos que se le da a este recurso. El tratamiento
de estas aguas no genera agua potable,
cuya consecución sería más compleja; por eso se aprovecha mayormente para
limpiezas -suelos, coche, lavadora, etc.-, o para regar el jardín.
De hecho, el ministerio del ambiente recomienda el uso de aguas negras recicladas precisamente para regar el jardín,
dado que el tratamiento de las mismas las higieniza pero no elimina los
fosfatos y nitratos, que son la base de los abonos.
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